Detrás de
los rótulos, la fuerza de los barrios
Miles de personas cargan
hoy con el rótulo de pobres, de usurpadores, de ciudadanos de segunda.
Se dice que no pagan impuestos, que toman unos metros de tierra para asentarse,
que viven en la ilegalidad, que son vagos, que viven así porque quieren. La realidad es que en las villas y asentamientos se viven
condiciones de vida indignas, drogadicción, desempleo o empleo informal,
falta de una educación de calidad, y redes de clientelismo fuertes
que extienden esta situación de exclusión. Hay personas viviendo literalmente
en el barro, hacinadas, que mueren por una tormenta, electrocutados
al intentar prender la luz por tener una instalación precaria, o por un
incendio voraz que se llevó su transitoria casilla en segundos. Al trabajar en villas y asentamientos
vemos estas condiciones que se viven, vemos dónde tienen que cocinar,
donde tienen que dormir, donde tienen que ir al baño; vemos cómo teniendo empleos informales con sueldos por debajo
del mínimo tienen que alimentar a una familia entera, vemos niños descalzos, embarazos no deseados, servicios básicos ausentes. Pero
no todo es desamparo. En cada barrio
viven actores sociales decididos y capaces de llevar adelante la
construcción de la ciudad que su realidad les niega. Personas que
no “están perdidas” cuya situación hay que alivianar con un plato de comida,
una bolsa de ropa o una canasta navideña. No nos interesa la solidaridad
que apacigua pero no busca erradicar la pobreza de raíz, que alivia pero
no cura. Trabajamos en lo urgente pero buscando a su vez soluciones
de fondo. En este sentido, apuntamos
a que los gobernantes también dejen de ver a las personas que viven en situación
de pobreza como meros entes pasivos, víctimas o beneficiarios de las
decisiones políticas. Los vecinos no pueden quedarse como espectadores
viendo lo que se decide alrededor sobre sus propias vidas: deben participar
y trabajar activamente sobre las políticas que les incumben. Por
esta razón apostamos a la articulación de esfuerzos entre cada comunidad,
institución de la sociedad civil, municipio, gobierno. Sabemos que
para que esos barrios salgan adelante, es necesario que las familias
accedan a una real ciudadanía, participando y trabajando por mejorar
su situación. Son ellos los que verdaderamente
nos pueden decir cuáles son los principales problemas en los asentamientos
para intentar solucionarlos, en conjunto. Ahora más que nunca tenemos
la obligación de seguir trabajando hasta que todas las personas tengan
un acceso adecuado a la ciudad y al hábitat.
Es interesante conocer que a pesar del tiempo hay muchos barrios que se unen para realizar obras a favor de los más necesitados a quienes muchas ocasiones se los tilda de vagos por apropiarse de terrenos baldíos, sin embargo no se toma en cuenta sus duras condiciones de vida, por lo que me parece un tema importante para dar a conocer.
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